EL
MUNDO DE HOY, SIN CRUZ Y SIN MISERICORDIA
I. Un mundo a la deriva
* * *
a)
EL
MUNDO DE HOY VA A LA DERIVA, BUSCANDO EL ENGAÑOSO NORTE DE LA FELICIDAD SIN
DIOS
“Hoy el mundo navega a la deriva, acaso más que nunca,
tras el norte engañoso de la felicidad. Y la felicidad está solamente en Dios y
en la práctica de sus divinas enseñanzas. Por eso nuestros días reclaman
apóstoles. Sedlo vosotros. Pero no olvidéis que la caridad tiene que ser
vuestra credencial, porque el que ha de despacharla ha dicho (Io. 13, 35): En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tenéis caridad unos para con otros” (Pío XII, Al Clero y pueblo argentinos, 1 de
febrero de 1948).
b)
HOY
SE ALTERAN LOS CONCEPTOS, HUMANIZANDO LO DIVINO Y DIVINIZANDO LO HUMANO
“Difícil, sobre todo, porque los conceptos
fundamentales de la justicia y del amor, que determinan no solamente la
felicidad de los individuos, sino más aún la nobleza y el incremento de la
tranquilidad social, a través de un falso proceso de pensamiento y de acción
que humaniza lo divino y diviniza lo humano, han caído en múltiples aspectos en
un olvido y en un desprecio que en algunas partes adquieren proporciones cada
vez más inquietantes” (Pío XII, Al nuevo
embajador de Italia, 7 de diciembre de 1939).
c) PORQUE
EL MUNDO MODERNO DESCONOCE Y OLVIDA LOS MÁS NOBLES VALORES, FASCINADO POR EL
GOCE MATERIAL E INMEDIATO.
“En efecto, el mal que sufre la humanidad es el
olvido, el desconocimiento, a veces hasta la negación absoluta de las
realidades invisibles, de los más nobles valores morales, de todo ideal
sobrenatural. En este siglo de mecanicismo, la persona humana no es muchas
veces sino un instrumento perfeccionado de trabajo o –desgraciadamente– de
combate. El gozo material e inmediato excita y limita en conjunto la ambición
de las turbas” (Pío XII, A las
delegaciones de la Unión Internacional de las Asociaciones Femeninas de Acción
Católica, 14 de abril 1939).
d)
Y
ES QUE EL MUNDO MODERNO PADECE GRAN ANEMIA Y APATÍA ESPIRITUAL
“El mundo sobrenatural se les ha hecho extraño; no les
dice nada; es como si los órganos espirituales del conocimiento de tan altas y
salvadoras verdades estuvieran en ellos atrofiados o muertos. Se ha querido explicar este estado de ánimo por los defectos de la
liturgia de la Iglesia. Se ha creído que bastaría purificarla, reformarla,
sublimarla, para ver que los errantes de hoy encontraban el camino de los
divinos ministerios. Quien así razona demuestra tener una concepción muy superficial
de aquella anemia o apatía espiritual” (Pío XII, A los párrocos y cuaresmeros de Roma,
marzo de 1945).
e)
PRODUCIDA
POR LA PROGRESIVA EXCLUSIÓN DE LA RELIGIÓN EN LA VIDA
“Tiene raíces incomparablemente más profundas. Los dos
últimos años hemos hablado de ellas ante vosotros. La progresiva exclusión de
la religión de todos los campos de la vida social, la inundación de la
irreligiosidad en todas sus formas, el brillo deslumbrador de los sorprendentes
progresos en todo el dominio de la vida material, han debilitado sensiblemente
en no pocos la prontitud y la disposición para comprender y asimilar los
valores de la vida sobrenatural, y especialmente los misterios de la fe. Si,
por ejemplo, la fe en la santísima Eucaristía fuese viva e inconcusa como en
otros tiempos, ¿cómo podría descuidarse hasta tal punto la observancia del
precepto pascual? Bien se puede, pues, aplicara la presente debilidad de la
vida religiosa la palabra del Redentor: Por
el exceso de la maldad se enfriará la caridad de muchos (Mt. 24, 12). La
marea creciente de la indiferencia religiosa y del ateísmo ha hecho languidecer
de manera inquietante la fuerza de la fe, que viene del estado de gracia y del
amor de Dios” (Pío XII, A los párrocos y
predicadores de Cuaresma de Roma, marzo 1945).
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