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jueves, 4 de abril de 2019

REFLEXIONES CUARESMALES PARA CADA DÍA. Jueves del Cuarto Domingo de Cuaresma. Reflexiones.

Jueves del Cuarto Domingo de Cuaresma. Reflexiones.
(Lección del libro de los Reyes 4, 4, 25-38)

Déjala, porque su alma está penetrada de amargura. Las aflicciones mudas son siempre las más amargas: un dolor que sale afuera y sabe quejarse, halla su alivio en las lágrimas y en los ayes. Se padece sin alivio cuando se padece en silencio o cuando se disimula el dolor. Entonces se sienten todas las punzadas de un espíritu afligido y de un corazón exasperado. ¡Qué tormento cuando le es preciso a uno devorar todas sus congojas sin que la compasión las suavice! La parte que los parientes o amigos toman en nuestras adversidades las divide y hace menores; pero cuando estas congojas se disimulan, toda la amargura se reconcentra, el espíritu queda oprimido y el corazón nada en la amargura, si por dicha no se anega y ahoga. ¡Buen Dios, qué estado más infeliz! ¡Qué tormento más duro! Tal es el triste estado de los mundanos. Pocos gozos hay en el mundo que no sean artificiales, ninguno que no sea amargo y que no sea seguido de pesares y de crueles arrepentimientos. Extrema gaudii luctus occupat: Siempre sucede el gozo al dolor. El gozo es una alegría, un movimiento del alma causado por un placer real y puro, o por la posesión de un bien sólido que se tiene. Si este placer es imaginario o superficial, si este bien es falso y vacío, el gozo es vano; cuando más es un sueño agradable que regocija y divierte; pero divierta y regocije cuanto se quiera, siempre será verdad que no es más que un sueño: no bien se ha despertado de él cuando se corre y se indigna una persona de haberse reído durmiendo. Gentes del mundo, vuestros gozos no son más sólidos; pero las pesadumbres que los acompañan y la amargura que va desleída en ellos no son superficiales. Es verdad que las sabéis disimular, y sobre este disfraz y disimulo estriba toda vuestra pretendida felicidad. Pero ¿No os cuesta nada el hacer continuamente un papel que de ningún modo os conviene? Se llora bajo la mascarilla más risueña, y la tristeza reconcentrada deseca los huesos. Si a lo menos estos dolores mudos, estas amarguras interiores, estas cruces invisibles, estas pesadumbres secretas pudiesen ser de alguna utilidad para la otra vida, se consolarían los que las padecen de la violencia que es preciso hacerse durante esta. Pero las cruces invisibles de los mundanos son como la semilla de los suplicios y arrepentimientos infructuosos y eternos de la otra vida: deplorables y lastimosos en el tiempo, y aun más infelices por toda la eternidad. Confesemos que solos los que están en el servicio de Dios, que solas las gentes de bien pueden gustar de un gozo puro, de un contento lleno y meduloso, de una verdadera felicidad, aun desde esta vida, gustando con anticipación al pie del Crucificado los gozos del cielo. Se puede decir en algún modo que los unos y los otros disimulan y aparentan lo que no hay. Las gentes del mundo, bajo un exterior risueño, alegre, florido, ocultan unas pesadumbres que las consumen y una tristeza mortal. Las gentes de bien, los verdaderos siervos de Dios, bajo un aire recogido, bajo un exterior mortificado, bajo una modestia cristiana e inalterable, gozan de una paz dulce y deliciosa; gustan las dulzuras interiores, que son inefables, y su alma está inundada de un torrente de gozo desconocido, incomprensible a los mundanos. Algún día todo el mundo comprenderá este misterio.

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