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lunes, 3 de febrero de 2014

LA VOZ DEL PAPA: EL MUNDO DE HOY, SIN CRUZ Y SIN MISERICORDIA. IV. Se precisa una campaña de penitencia y fraternidad.

 IV. Se precisa una campaña de penitencia y fraternidad


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a)     LA BÚSQUEDA FEBRIL DE LOS PLACERES TERRENALES SUMERGE AL ESPÍRITU EN UN VACÍO DE MUERTE
“El hedonismo, es decir, esa búsqueda febril de todos los placeres terrenales, ese esfuerzo frenético por lograr acá en este mundo y a cualquier coste la felicidad entera, esa cobarde actitud que busca evitar el dolor como la mayor de las calamidades y evadir todo deber penoso, no hace sino tornar la vida triste y casi intolerable, porque sumerge al espíritu en un vacío de muerte. La multiplicación actual de insensatos actos de rebelión contra la vida y contra su Autor viene a confirmar este aserto, porque, con pretensión anticristiana, se trata de excluir de la vida todos los sufrimientos” (Pío XII, A los fieles de Roma y del mundo, 26 de marzo de 1950).


b)    EN MEDIO DE LA ACTUAL TRIBULACIÓN NO SE PUEDE VIVIR EN PLACERES
“Hoy los sufrimientos, las dificultades y las necesidades son ordinariamente comunes a todas las clases, a todas las condiciones, a todas las familias, a todas las personas. Y si algunos están exentos, si nadan en la sobreabundancia y en las satisfacciones de la vida, esto debería estimularlos a tomar sobre sí las miserias y las estrecheces de los demás. ¿Quién podrá encontrar contento y reposo, quién no sentirá más bien inquietud y vergüenza de vivir en la ociosidad y en la frivolidad, en el lujo y en los placeres, en medio de la casi general tribulación?” (Pío XII, Al patriciado y nobleza romanos, 15 de enero de 1949).


c)     SE HACE NECESARIO EL ESPÍRITU DE MORTIFICACIÓN
“Las miserias y peligros ocasionados por la guerra, ¿no se verían entonces liquidados y, al menos en parte, eliminados? Espíritu de mortificación, mediante la renuncia a todo placer desordenado, mediante la resistencia ante la inclinación al deleite, a las comodidades, a las satisfacciones de los sentidos; mediante la gozosa paciencia en todas las privaciones, a las que en la difícil hora presente todos están expuestos, se puede decir, a cada instante” (Pío XII, A 4,000 terciarios franciscanos, 20 de septiembre de 1945).


d)    Y EL ESPÍRITU DE CARIDAD Y DE AMOR UNIVERSAL
“Espíritu de caridad mediante la concordia con cuantos os rodean, con la condescendencia en todo lo que no se opone a la ley de Dios, con la exclusión de todo litigio y parcialidad, con el amor universal que, sin perjuicio del orden y de la caridad, estreche en un mismo afecto a todos los hombres, a todas las clases y a todos los pueblos, por muy opuestos que estén entre sí” (ibid.).


e)     EL PAPA EXHORTA A UNA CAMPAÑA DE PENITENCIA, HACIENDO MISERICORDIAS CON EL DINERO QUE SE SUSTRAIGA A LA VANIDAD

“Contra esta clase de incontinencia, exhortamos e impelimos a todos a que, en la abstinencia cristiana y en la abnegación de sí mismos, avancen voluntariamente más allá de lo que prescriben las leyes morales, cada uno según sus propias fuerzas, según el estímulo de la gracia divina y según lo permita el cargo que desempeñe. Hay que llegar así a la consecución de muchas metas. Ante todo, cada cual expiará por medio de la penitencia sus propios pecados, borrará de su alma las manchas de los vicios y se hará cada vez más santo y más fuerte. Después servirá de ejemplo y acicate a los hermanos que profesan la misma fe y a los que militan fuera de nuestras filas; lo que sustraiga a la vanidad lo empleará en la caridad, saliendo misericordiosamente al encuentro de las necesidades de la Iglesia y de los pobres. Los fieles de la primitiva Iglesia se portaban así, y, ayunando y absteniéndose aun de cosas lícitas, alimentaron el manantial de una activa caridad. Seguir aquellos ejemplos es laudable y en consonancia con la condición y el estado de nuestra época, y eso no sólo en tal o cual región que sobresalga por la virtud de la liberalidad espontánea y acuda a las necesidades de la Iglesia, sino en todas las tierras del globo sin excepción” (ibid.).

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