¡BIENVENIDOS!

Este es un blog dedicado a la FE CATÓLICA de siempre. Contáctanos si deseas a: propaganda.catolica2@gmail.com

miércoles, 27 de marzo de 2019

REFLEXIONES CUARESMALES PARA CADA DÍA. Miércoles del Tercer Domingo de Cuaresma. Reflexiones.

Miércoles del Tercer Domingo de Cuaresma. Reflexiones.
(Lección del libro del Éxodo 20, 12-24)

Honrarás a tu padre y a tu madre para que goces de una larga vida sobre la tierra que el Señor te dará. Este mandamiento de Dios es demasiado conforme a los sentimientos que inspiran la razón y dicta la naturaleza, para que haya habido necesidad, a mi parecer, de una recompensa también temporal para hacerlo fácil y suave. ¿Qué cosa más natural, qué cosa más justa que amar, que honrar a aquellos a quienes después de Dios debemos la vida? ¿Qué cosa más puesta en razón que asistir con nuestros bienes en sus necesidades a los que nos los han dado, o al o menos nos han puesto en estado de adquirirlos? ¿Qué cuidados los de los padres para alimentar y criar a estos hijos en una edad incapaz de pasarse sin el socorro de otro? ¿Y qué gastos, qué solicitudes, qué penas, qué sobresaltos por muchos años para mantenerlos, para proveerles en todas sus necesidades, para darles una educación propia para hacerlos dichosos? ¿Qué no se debe al amor de un padre que gasta su salud, que abrevia sus días por establecer ventajosamente a unos hijos que le deben sobrevivir? ¿Y qué no se debe a la ternura de una madre que no suspira sino para hacer a sus hijos dichosos? ¿Qué sustos no le ocasiona el solo pensamiento de algún riesgo? ¿Cuántas lágrimas no le causa sola la apariencia de una leve enfermedad? Cuando se ama como padre y como madre, se sienten los males de los hijos más vivamente que aquellos mismos. ¡Qué ingratitud más negra y más monstruosa que la de un hijo desconocido, y que no agradece lo que les debe! La dureza para con los padres siempre ha pasado entre todos los pueblos por un monstruo de impiedad; pero ¿Qué tierras no abundan el día de hoy de estos monstruos? ¿No se ven entre nosotros corazones inhumanos, genios brutales, almas feroces, hijos desconocidos, que olvidándose de las obligaciones más indispensables, sofocan el amor más natural y los sentimientos más racionales? ¿Que desconocen a sus propios padres, y menosprecian a aquellos para con quienes la naturaleza les ha inspirado más respeto? ¿Que dejan morir de hambre a los que les han dado la vida? No es entre los bárbaros, no es entre los pueblos más civilizados, es entre los cristianos donde se encuentran estos hijos, y con todo se encuentran padres y madres tan débiles y de tan poca cordura, que se despojan de todos sus bienes, y se abandonan a la discreción siempre arriesgada de sus hijos, los que tarde o temprano no dejan de hacerles arrepentir de su necedad. A esto los expone esa ambición desmedida de contraer unas alianzas en que solo se consulta la soberbia y el deseo de levantar una casa más alta que la de sus padres. Si el amor desordenado de los padres se ve tan severamente castigado desde esta vida, ¿Qué horribles castigos no debe esperar la inhumanidad horrenda de sus hijos, que después de haber engordado con la sustancia de sus padres, les rehusan aun lo necesario? Pocos pecados son castigados más rigurosamente: se ven pocos de estos hijos desconocidos que no vengan a ser miserables. Tarde o temprano la mano de Dios se ve descargar visiblemente sobre estos ingratos los más recios golpes. El menor castigo es verlos mas maltratados de sus hijos, que lo que ellos maltrataron a sus padres. La ira de Dios reina de ordinario y habita en esas casas fundadas, por decirlo así, sobre la sangre de los padres. Los azotes del Cielo caen de tropel sobre esos corazones impíos. Pero ¡Qué horribles suplicios no reservará la Justicia Divina en la otra vida para esos hijos inhumanos!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario