BOSSUET
El
fermento fácil del ejemplo
El buen ejemplo
es una levadura asequible para todos y que fermenta también por entero. Entresacamos
unos párrafos de Bossuet sobre este asunto.
Apostolado
asequible a todos
“Considerad,
pues, cristianos, el poder que Dios nos ha concedido, y al verlo en nuestras
manos, como talento de que habremos de rendir cuenta, formemos la resolución
decidida de aprovecharlo para su gloria, esto es, para el bien de sus hijos”.
“Mas, al tomar
esta decisión, precavámonos muy mucho de caer en los ilusorios deseos que la
ambición suele proponernos. Siempre nos impulsa, en efecto, a obras
extraordinarias, pero para cuya ejecución necesitamos de crédito y de situación
elevada. Es el pretexto corriente del ambicioso, que, cuando aspira a grandes
dignidades, se propone llevar a cabo
grandes cosas (cf. San Gregorio Magno, Regula
Pastorum 1,9). Ahí es el llorar los males públicos y soñarse reformador de
abusos y censores severísimos todo el que desempeña algún cargo revestido de
dignidad… ¡Qué magníficos propósitos para el regimiento del Estado! ¡Qué de
hermosos pensamientos sobre la Iglesia! En medio de estos propósitos y deseos
se va infiltrando el amor del mundo, y, dejándonos sorprender por el espíritu
del siglo, nos tornamos mundanos y ambiciosos. Una vez llegados a la cumbre,
entonces es necesario esperar la ocasión, que tiene pies de plomo y no llega
nunca. El que comienza a disfrutar con
espíritu del siglo, su oficio, se olvida a gusto de lo que se propuso tan
religiosamente” (cf. San Gregorio, ibid.).
“El deseo de
hacer el bien no os lleve nunca a desear puestos más ventajosos. Obrad el bien
que tenéis delante y que Dios os ha hecho posible. No temáis ser inútiles y
ociosos, si no rebasáis vuestros límites y no alcanzáis puestos altos. Un río,
para ser fecundo, no necesita rebasar sus orillas ni inundar el campo, porque,
deslizándose manso por su lecho, riega y verdea le ribera y ofrece su agua al
pueblo como vía de comercio…
“Dentro de nuestro propio y legítimo ámbito, y en la medida posible,
ensanche cada cual su caridad. Nuestros cargos están circunscritos,
pero la caridad no reconoce límites. Toda para todos, se dedica a tantas tareas
como necesidades encuentra…; no teme nunca que le falte trabajo y, en vez de
aspirar al poder, anhela en el alma de quien la practica rendir a Dios cuenta
exacta del cargo en que le puso…
“Poderosos,
practicad el bien. Uno de los que podéis llevar a cabo, el ejemplo, es un bien
para vosotros mismos y para nosotros. Es un don que os enriquece y un don que
volverá a vuestras arcas. No hace falta esforzarse mucho. Basta con llenaros de
luz, que la luz llegará a nosotros por sí sola…
“Practicad el
ejemplo en el propio hogar. Cada uno es un grande en él, un príncipe en su
familia” (cf. Cuaresma de las Carmelitas:
Esbozo de la última parte del sermón predicado el 27 de marzo de 1661 [ed.
Lebarq] t.4 p.22).
“La primera
conquista de un príncipe debe ser la de su propio Estado. Ha de ganarlo para
sí, para Dios y para la justicia, desarraigando los vicios…
“Un estado se
gobierna por el ejemplo, que cambia las personas y las formas en la virtud,
mejor que por medio de las leyes, las cuales en la mayoría de los casos son
cargas que abruman en vez de aliviar” (cf. Pensamientos
cristianos y morales, 25: De los
reyes y los grandes [ed. Lebarq] t.6 p.687).
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