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sábado, 9 de marzo de 2019

REFLEXIONES CUARESMALES PARA CADA DÍA. Sábado antes del Primer Domingo de Cuaresma.

Sábado antes del primer Domingo de Cuaresma. Reflexiones.
(Lección del profeta Isaías 58, 9-14)

Si os abstenéis de viajar el sábado y de hacer vuestra voluntad en el día que me está consagrado; si le miráis como un reposo delicado, etc. Habiendo sino trasladada la solemnidad del sábado al día santo del domingo, se ha trasladado también a él la obligación de santificarle, de respetarle, de celebrarle con religiosidad; y sin las prohibiciones no son en él tan universales ni tan rigurosas, las obligaciones de consagrarle todo entero al culto divino y a los ejercicios de religión no son en él ni menos expresas, ni menos indispensables. No se nos prescribe precisamente el número de los pasos en los paseos permitidos como en la antigua ley, no se nos interdicen ciertas obras serviles que piden las necesidades de la vida; más ilustrados, más instruidos, más espirituales que aquel pueblo grosero y material, es suficiente que se nos diga en la nueva ley el día del sábado de los Cristianos, esto es, el domingo, es un día santo que el Señor se ha reservado, y que quiere que se consagre enteramente a su servicio. Basta que se nos diga que este es el día del Señor, y que habiéndose dignado Dios dejar los seis días de la semana para que nos dediquemos a los negocios temporales, se ha reservado para sí solo este primer día, para honrarle en él con un culto especial y público, como a nuestro Creador, nuestro Redentor, nuestro soberano Dueño. ¡Qué crimen y qué impiedad el faltar a un deber de religión tan esencial! ¡Qué sacrilegio aun el profanar un día tan santo y tan sagrado con una irreligión y una desobediencia tan marcada! Si hay algún viaje que hacer por nuestro interés temporal o por nuestro placer, se deja este viaje para el domingo. Si se nos antoja tener una fiesta de campo, armar una diversión, dar un banquete, todo se deja para los días de fiesta o para el domingo. Los seis días de la semana son para emplearlos en nuestros asuntos temporales, son días nuestros, y no hay que tocar a ellos; únicamente el domingo ese el día del Señor; y ¿Qué trabajo nos cuesta el apropiárnosle, y emplearle todo entero en provecho nuestro? ¿Qué nos importa el profanarle? Si no os abstenéis de hacer vuestra voluntad, dice el Señor, en el día que me está consagrado. Hacemos la voluntad de otro durante la semana, nos aplicamos, trabajamos, obedecemos. ¿No se diría que Dios no nos ha prohibido el trabajo en este día solemne, sino para indemnizarnos en este santo día de la violencia que nos hemos hecho durante la semana? ¡Ah! En este santo día no nos aplicamos más que a hacer lo que nos agrada. Juegos, paseos, romerías, banquetes, espectáculos, partidas de caza, ¿Qué otros son los ejercicios de la mayor parte de las gentes en este día sagrado? ¡Buen Dios, qué manantial de remordimientos crueles y de sentimientos algún día para unos cristianos tan irreligiosos, tan poco fieles! La cesación de toda obra servil debe considerarse, según la expresión del Profeta, como un reposo delicado, esto es, fácil de profanar; es un descanso indispensablemente destinado a honrar al Señor, a servirle, a escucharle, a gastarle en la meditación, en la oración. Aprovechad el reposo que os procuro en este día, nos dice Dios, para contemplar mis beneficios, para admirar mi poder, para conocer mi voluntad, para rendirme el culto religioso que me es debido, para ejecutar mis ordenes. ¿Hay hoy muchos que al fin de este día tan santo se encuentren a sí mismos más devotos, más religiosos, más cristianos, más fieles? La profanación del día santo del domingo es un crimen, ¿Quién hay que piense en detestarle, en hacer penitencia de él, en confesarse de él? ¡Y se extraña después de esto el que tantos se condenen!

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