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miércoles, 6 de marzo de 2019

REFLEXIONES CUARESMALES PARA CADA DÍA. Miércoles de Ceniza.

Advertencia del Blog: He querido tener a bien el compartirles una pequeña reflexión diaria sacada de cada epístola contenida en la Liturgia diaria de la Cuaresma. Es de animarnos unos a otros a ser parte de esta época penitencial de la cual podemos obtener grandes beneficios espirituales si buscamos la Misericordia de Dios y le acompañamos en su sufrir. 

Leer esta reflexión diariamente no le tomará más de 10 minutos, estoy seguro que todos podemos hacer tal esfuerzo para no desaprovechar los bienes de este tiempo litúrgico. La reflexión diaria es sacada de la Epístola correspondiente a la Misa del día en curso. No es necesario leer el texto bíblico para sacar provecho de la reflexión pero quiero hacerles los siguientes retos: No incluyo el texto bíblico completo para motivarlos a ir más allá y desempolvar sus Biblias y darles un uso propio, este reto no va dirigido a los que sean de lectura bíblica cotidiana, más si el de hacer una lectura reflexiva de la mano de la enseñanza de la Iglesia; por eso dejaré la cita bíblica de la cual es extraída la reflexión. Para los que tengan un Misal para fieles previo a la reforma litúrgica del Vaticano II les será mas fácil, también los reto a usar ese misal más allá de los días domingos. Para los que desconozcan este misal, no se preocupen, con gusto y agrado les responderé cualquier interrogante.

¡Les deseo de antemano una Cuaresma muy provechosa en el orden espiritual!

* * *

Miércoles de Ceniza. Reflexiones.
(Lección  del profeta Joel 2, 12-19)

Convertíos a Mí de todo vuestro corazón. Dios mismo es el que nos invita, el que nos urge, el que nos manda que nos convirtamos a Él de todo nuestro corazón. Después de esto ¿A qué pecador puede faltarle la confianza? Pero al mismo tiempo ¿Quién puede diferir el convertirse? Si un príncipe ofreciese con tanta franqueza el perdón a un criminal: si él mismo convidase a un cortesano desgraciado a que volviese a la corte, ofreciéndole su amistad, sus favores, ¿Se hallarían muchos que se resistiesen a partir? ¿Qué difiriesen su vuelta? ¿A quién le ha parecido que era sobrado costoso, o que eran demasiado onerosas cualesquiera condiciones para comprar el favor de un príncipe? ¡Ah! Y ¿Qué es el favor de un príncipe de la tierra, en comparación de la amistad del soberano Señor del universo, del Dios omnipotente, fuente de todo bien, y único árbitro de nuestro eterno destino? Y sin embargo ¿Quién se rinde a su voz? ¿Quién responde con prontitud a su invitación? ¿Quién se apresura a entrar en su favor, por más que nos ofrezca su amistad con empeño? Quieren convertirse; porque las gentes del mundo, los pecadores más escandalosos, las mujeres mundanas, los libertinos de profesión, no querían morir en su desgracia; quieren, pues, convertirse, pero se teme siempre el que sea demasiado pronto, si se hace inmediatamente. Dilación de la conversión, paso seguro, gaje cuasi cierto de la impenitencia final. El que vive con un deseo ineficaz de convertirse, cuasi por lo común muere impenitente. Vos, Señor, convidáis, solicitáis al pecador para que se convierta, mas a él no le place. Cuando estarán de humor para ello, es decir, cuando ya estarán disgustados de sus placeres; cuando por enfermedad, por la edad, o por algún accidente funesto, no estarán ya en estado de ofenderos; cuando se verán al borde del abismo, en que van a ser precipitados; cuando ya desagraden a los mundanos; cuando no serán ya buenos para nada; cuando el mundo a quien han servido, y de quien han sido esclavos, no admitirá ya sus servicios; entonces esos mundanos rendidos, esos pecadores cansados, esas mujeres coquetas, envejecidas o desgraciadas, esos libertinos arrojados a las asambleas profanas, de las partidas del placer, que han llegado a ser odiosos en Babilonia, pensarán de veras en tomar el camino de Jerusalén, y en venir a ofrecer al Señor los miserables restos de una vida corrompida. Dios es misericordioso, es verdad; más aun, es todo misericordia; pero no es menos justo. Y ¿Creemos que estos regresos forzados, que estas pretendidas conversiones dilatadas sean de un gran mérito delante de Él? El pecador no debe jamás desesperar de su salvación; aun cuando no le quedase más que un soplo de vida, debe reanimar toda su confianza en un Salvador que ha hecho tan grandes gastos, y que ha muerto universalmente por todos los pecadores; pero un pecador que es insensible a las amorosas solicitaciones de la gracia, y que se endurece voluntariamente contra toda la impresión del Espíritu Santo, ¿No tiene nada que temer? Convertíos a Mí de todo vuestro corazón. Quien dice de todo vuestro corazón, pide una conversión entera, perfecta sin división. No hay conversión verdadera, si no es de todo corazón. Reformar el lujo de los vestidos, cortar el juego, romper los vínculos criminales, no asistir mas a los espectáculos profanos, privarse de toda diversión poco cristiana, es una conversión muy edificante; pero si queda todavía alguna pasión dominante que sujetar, alguna afición favorita que vencer, alguna injuria que perdonar, alguna frialdad que extinguir, algún lazo que romper, la conversión no es entera; no hay conversión de todo corazón, cuando hay alguna reserva en la conversión. He pasado a cuchillo, decía Saúl al Profeta, a todos los amalecitas; nada he perdonado de cuanto les pertenecía, conforme a la orden del Señor; y ¿Qué significa, repone Samuel, el balido de esas ovejas, la voz de ese rebaño que has perdonado? ¡Buen Dios, qué de conversiones ambiguas, imperfectas, defectuosas! ¡Cuán pocos se convierten a Dios de todo su corazón!

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